Todos queríamos ganar, tuvimos el encuentro para ganar, pero al final el trío arbitral y nuestros errores nos llevaron a perder el encuentro ante el Valencia Basket (67-70).
El equipo aurinegro, en general, nos gustó mucho. No nos gustó tanto, algunas decisiones venidas desde el banquillo. A saber; cuando un jugador no está a la altura de las circunstancias, lo propio en esos momentos, es su sustitución. Vimos como Nico Richotti, sin fondo físico, acaparó demasiado tiempo en cancha, totalmente asfixiado pidiendo atarse los cordones de su zapatilla. Un Javi Beirán, pasado de vueltas, tomando decisiones impropias de un jugador de su experiencia. Un Davin White, desacertado, y un Ponitka sentado en el banquillo.
“Una para saber y otra para aprender.”
En cuanto a los árbitros, tan solo confirmar lo que el juez implacable de la televisión desveló, que cometieron errores de bulto que decantó el resultado.